Acuerdo histórico en Glasgow
Más de 100 líderes de gobiernos de todo el mundo han llegado en Glasgow a un acuerdo notable. Durante la Cumbre del Clima COP26 destinada a abordar el cambio climático se ha decidido luchar contra la deforestación y acabar con este problema antes de que acabe la década.
El objetivo es detener y revertir la deforestación y la degradación de la tierra, y para apoyar ese reto los países implicados invertirán 19.000 millones de dólares que permitirán proteger y repoblar los bosques en todo el mundo.
De conquistadores a protectores de la naturaleza
Es especialmente notorio que en ese acuerdo están incluidos Brasil —que en los últimos meses ha sido foco de este terrible problema medioambiental—, Indonesia —donde se produjo una singular protesta marcha atrás— y la República Democrática del Congo: entre los tres suman el 85% de los bosques de todo el mundo
Boris Johnson, primer ministro británico, declaró que «tendremos una oportunidad para poner fin a la larga historia de la humanidad como conquistadora de la naturaleza, y convertirnos en su guardiana».
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Los bosques del mundo absorben aproximadamente el 30% de las emisiones de dióxido de carbono según World Resources Institute (WRI), y son un elemento de vital importancia para prevenir que esas emisiones lleguen a la atmósfera y contribuyan al calentamiento global.
El problema es que esos pulmones empiezan a fallarnos en esa obsesión por tener menos bosques y más ciudades. En 2020 se perdieron 258.000 kilómetros cuadrados de bosques según la iniciativa del WRI llamada Global Forest Watch, un área que superaría la superficie del Reino Unido.
Este acuerdo va mucho más allá del que se alcanzó en la cumbre de 2014 de Nueva York, aunque hay quien critica la propuesta afirmando que se necesitan leyes que prohíban la deforestación y vigilen que se cumplen estos objetivos.
Entre los fondos dedicados a esta propuesta destacan 1.700 millones de dólares destinados a apoyar poblaciones indígenas para que puedan proteger esos bosques y estén protegidos de sus derechos sobre las zonas en las que viven. Para muchos expertos medioambientales, esas comunidades indígenas son las mejores protectoras de los bosques.
Fuente: xataka